Impacto del accidente nuclear de Fukushima en España

Investigadores del Centro Nacional de Aceleradores (Universidad de Sevilla-Junta de Andalucía-CSIC) y del grupo de Investigación Física Nuclear Aplicada de la Universidad de Sevilla, en colaboración con miembros de la Universidad de Extremadura y la Universidad Politécnica de Cataluña, han realizado la medida de radioactividad en España procedente de la central nuclear de Fukushima tras su accidente nuclear de 2011, comparándolas con las del accidente de Chernobyl (1986). Las medidas detectadas fueron ínfimas y sin efecto sobre la salud.
Los investigadores españoles realizaron la detección y medida en concentraciones traza de diversos elementos radiactivos artificiales generados en el accidente que afectó a la central nuclear de Fukushima Dai-ichi en marzo de 2011. Las medidas se realizaron en tres puntos distintos del territorio español (Cáceres, Sevilla y Barcelona), que pertenecen al sistema de vigilancia radioactiva medioambiental nacional, el cual es auspiciado y financiado por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).
El 11 de marzo de 2011 tuvo lugar un terremoto en el océano Pacífico, a 130 kilómetros de la costa de Honchu, Japón, seguido de un tsumani que afectó a la central nuclear de Fukushima. Como consecuencia, se emitió material radioactivo a la atmósfera durante días. Los radionúclidos de yodo y cesio emitidos por los reactores dañados de Fukushima fueron transportados a través del océano Pacífico, cruzaron Norte América y posteriormente llegaron hasta Europa a través del océano Atlántico. Obviamente, por la gran distancia entre la fuente de emisión y Europa, esta nube aterrizó en territorio español muy diluida, habiendo disminuido su actividad.
El estudio tenía varios objetivos: en primer lugar, realizar un análisis detallado de la evolución temporal de los niveles artificiales de actividad detectados en la atmósfera de los tres puntos de muestreo indicados; evaluar la transferencia de yodo 131 y otros radionúclidos del cesio con origen en el accidente de Fukushima desde la atmósfera a otros compartimentos ambientales (aguas, vegetales, suelo..), particularmente su posible inclusión en la cadena trófica; y, por último, evaluar qué efectos radiológicos y radioactivos ha generado el accidente de Fukushima en España comparándolos con los producidos por el accidente de Chernobyl hace 25 años.
En primer lugar se comprobó que los radionúclidos detectados en España procedentes de Fukushima eran el yodo 131 y algunos isótopos de cesio, elementos muy volátiles, mientras que en el caso del accidente de Chernobyl llegaron al este de España, en adición a los anteriores, otros radionúclidos tales como el rutenio 103 y 106, debido a la mayor proximidad a España.
El primer punto en España donde se detectó radioactividad procedente de Fukushima fue el 14 de marzo en Sevilla, tres días después del accidente. Analizando los datos obtenidos en las medidas de filtros de aire, se encontró además que los valores detectados varían en función de la localización y las características climáticas de cada punto de detección, aunque en todos los casos las concentraciones detectadas fueron ínfimas, en concentraciones traza.
Distintos vegetales de hoja ancha recogidos en Sevilla y Barcelona en distintas fechas, fueron analizados con el fin de conocer si la emisión radioactiva de Fukushima había pasado a la cadena trófica. Debido a las diferencias en el transporte atmosférico, se detectó un mayor nivel de 131I en los vegetales de la zona de Sevilla que en la zona de Barcelona, aunque en ambos casos en concentraciones muy pequeñas. De hecho, los niveles detectados siempre estaban por debajo en varios órdenes de magnitud respecto de los valores máximos permitidos en esos vegetales por EURATOM para su comercialización.
El conjunto de resultados obtenidos permitió concluir que el impacto radiactivo y radiológico sobre la población española debido a la llegada a nuestro país de masas atmosféricas contaminadas por el accidente de Fukushima ha sido despreciable y sin ningún efecto ni presente ni futuro sobre la salud.