El CERN comienza los estudios de viabilidad sobre el terreno para un futuro colisionador de 91 km de circunferencia

La instalación principal del CERN, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), completará su misión científica alrededor del año 2040 y la comunidad investigadora internacional ya está trabajando en varias opciones de diseño para el acelerador que lo sucederá.

Una de estas opciones es el Futuro Colisionador Circular (Future Circular Collider, FCC), que sería instalado en un túnel de 91 kilómetros de circunferencia a una profundidad entre 100 y 400 metros, pasando por debajo del Lago de Ginebra y abarcando tanto territorio suizo como francés. De construirse, el FCC se convertiría en el acelerador de partículas más grande y potente jamás construido, eclipsando al actual LHC. El futuro colisionador sería casi cuatro veces más largo que el LHC, lo que le permitiría acelerar partículas a energías nunca antes alcanzadas, otorgándole un potencial científico más que idóneo para continuar desvelando los secretos del universo. El FCC operaría como parte de uno de los complejos científicos más sofisticados del mundo y optimizaría la vida útil de la infraestructura existente hasta finales del siglo XXI.

"El objetivo del FCC es sobrepasar los límites de la energía actual de los colisionadores de partículas, con la meta de alcanzar energías de colisión de 100 teraelectronvoltios para profundizar en la búsqueda de nueva física", afirma el CERN.

El FCC fue designado por la Estrategia Europea de Física de Partículas, actualizada por los Estados Miembros del CERN en 2020, como la opción más adecuada para reemplazar al actual LHC. En este contexto, se encargó al CERN iniciar los estudios de viabilidad para este futuro gigantesco acelerador de partículas.

Por ahora, el CERN llevará a cabo evaluaciones iniciales en el terreno para refinar los datos geológicos y sísmicos existentes, así como los datos de la fauna y la flora para fines de conservación. La primera fase implicará una inspección visual de las áreas de suelo en cuestión, seguida en 2024 por una segunda fase en la que se realizarán estudios sísmicos y de perforación. También se analizarán los aspectos ambientales del proyecto, como las características geológicas del túnel y de las instalaciones superficiales, así como el impacto de la construcción sobre el paisaje.

Estas evaluaciones permitirán refinar los escenarios de colocación de las instalaciones y determinar cuáles deben ser prioritarios si el proyecto es aprobado, teniendo en cuenta tanto el impacto ambiental como las limitaciones subterráneas.

En 2028, dependiendo de los resultados que se extraigan de los estudios de viabilidad, los Estados Miembros del CERN tomarán una decisión sobre el proyecto en su conjunto y, en particular, sobre las perspectivas para poner en funcionamiento el FCC en la década de 2040, una nueva y potente máquina que operaría hasta final de siglo.