Investigadores del Instituto Gallego de Física de Altas Energías (IGFAE) de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y del Instituto de Microelectrónica de Barcelona (IMB-CNM-CSIC), miembros del CPAN, participan en un proyecto para desarrollar un sistema automático y asequible que controle los niveles de radón en los edificios. El sistema, que se controlará mediante un app en el móvil, tendrá una versión más sencilla para usuarios domésticos y otra para grandes instalaciones. El radón es un gas noble que constituye la mayor fuente de exposición a radiación natural en humanos.
El proyecto se denomina CARE (Desarrollo de un sistema de Control Automático de la concentración de Radón en Edificios), y cuenta con financiación de la convocatoria Retos-Colaboración del Programa Estatal de Investigación, Desarrollo e Innovación Orientada a los Retos de la Sociedad, en el marco del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación 2013-2016. Además de los centros del CPAN mencionados participan en el proyecto las empresas Alibava Systems, Sensing & Control (S&C), ATI Sistemas y Radiansa Consulting.
El objetivo de CARE es desarrollar un sistema que controle los niveles de radón presente en edificios y ofrezca una respuesta automática, adaptando la ventilación o climatización en función de su concentración. Los niveles de radón en interiores pueden reducirse ventilando adecuadamente, pero esta operación no se realiza siempre cuando es necesario, bien por desconocimiento bien por limitaciones técnicas, como en el caso de grandes edificios, sótanos o sistemas de climatización en circuito cerrado. El mayor aislamiento de las casas actuales tiene la contrapartida de una mayor acumulación de radón en el interior.
Según destacan los investigadores participantes en el proyecto, los sensores que existen en el mercado para control de radón son sofisticados y caros, en algunos casos, o, en otros, son sencillos captadores de aire que necesitan varios días de exposición para obtener resultados, que además deben ser analizados en laboratorios especializados. Por su parte, el proyecto CARE, que acaba de iniciarse, desarrolla un sensor basado en tecnología de silicio utilizada en grandes experimentos de física de partículas como el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN, así como un monitor de radón capaz de proporcionar medidas de concentración cada media hora.
Ambos dispositivos se complementan con un sistema que gestiona la información proporcionada por el monitor conectado a una instalación inteligente de climatización, para que actúe de forma instantánea y activa reduciendo la concentración de radón en el edificio. El objetivo de CARE es que el sensor sea lo más sencillo posible, sin pantalla ni controles, y que pueda controlarse mediante una aplicación instalada en el teléfono móvil. Además, el sistema estará concebido tanto para usuarios domésticos (en una versión más sencilla) como para grandes instalaciones (con más de mil metros cuadrados).
Las pruebas del sistema se desarrollarán en una planta en Galicia, uno de los lugares de España con mayor potencial de exhalación de radón. Dolores Cortina, investigadora de la Universidad de Santiago participante en el proyecto, destaca que este tipo de sistemas estarán cada vez más demandados, puesto que el año que viene entra en vigor una nueva directiva europea que por primera vez obliga a los gobiernos a medir el radón en lugares de trabajo ubicados en áreas de riesgo, así como a reducir la concentración de radón en aquellos lugares en los que se registre un mínimo de 300 becquerelios por metro cúbico. También se contempla la introducción de requisitos específicos en la edificación, para evitar y reducir este gas en el interior de los edificios.
El objetivo final es contribuir a reducir la incidencia de cáncer de pulmón garantizando niveles de concentración de gas radón en interiores por debajo de los valores de actuación establecidos por organismos como la Organización Mundial de la Salud.